Hermanos:
Hoy quiero entregarles mi testimonio de Misionera de nuestro Amadísimo Señor Jesucristo, Salvador de la Humanidad.
Escuchen hermanos, cuando quise pertenecer a una comunidad oraba mucho al Señor y en una de mis oraciones le pedía que me ayudara a ser parte de una comunidad. No sabía cual insertarme, siempre había excusas para una de ellas, aún cuando en mí nacía la necesidad de ser parte de las comunidades. Y cuando se presentaba, ó Dios me mostraba alguna, ponía diferentes excusas; “aún no es tiempo”; “esperaré un poco más…” me decía. Pero un día me dije; “Dios me ha dado tanto. Creó el mundo y el universo. Puso todo a nuestros pies y todo lo que somos, se lo debemos a Él. Nos da el pan de cada día y tantas otras cosas mas. Luego me pregunté: y yo ¿qué le he entregado a Él en estos años que tengo de vida? ¡Nada cierto!
Cuando decid
í ser misionera católica de Dios, visitando los hogares de las personas que el Señor nos guía, creo que una de las cosas más maravillosas que he vivido ha sido ser misionera y me siento feliz con aportar con un granito de arena a esta obra que Dios creo, ayudar a nuestro prójimo, aunque sea con una palabra de aliento y viviendo en cada visita a nuestros hermanos con sus diferentes problemas y poder estar con ellos brindándoles lo mejor de lo que tenemos, nuestra fe en Dios.
También visitando los distintos hogares, también me ha dado alegría; que la comparto con mi esposo y esto también a él lo ha ido cautivando.
Por eso no quise perder esta oportunidad de dar mi testimonio al escuchar el llamado del Señor a esta gran misión, me ha ido transformando mi vida, dándome arrojo y valentía para llevar la palabra a los distintos hogares.
Gracias hermanos por su atención,
Maritza Vizcarra Martínez
Hoy quiero entregarles mi testimonio de Misionera de nuestro Amadísimo Señor Jesucristo, Salvador de la Humanidad.
Escuchen hermanos, cuando quise pertenecer a una comunidad oraba mucho al Señor y en una de mis oraciones le pedía que me ayudara a ser parte de una comunidad. No sabía cual insertarme, siempre había excusas para una de ellas, aún cuando en mí nacía la necesidad de ser parte de las comunidades. Y cuando se presentaba, ó Dios me mostraba alguna, ponía diferentes excusas; “aún no es tiempo”; “esperaré un poco más…” me decía. Pero un día me dije; “Dios me ha dado tanto. Creó el mundo y el universo. Puso todo a nuestros pies y todo lo que somos, se lo debemos a Él. Nos da el pan de cada día y tantas otras cosas mas. Luego me pregunté: y yo ¿qué le he entregado a Él en estos años que tengo de vida? ¡Nada cierto!
Cuando decid
También visitando los distintos hogares, también me ha dado alegría; que la comparto con mi esposo y esto también a él lo ha ido cautivando.
Por eso no quise perder esta oportunidad de dar mi testimonio al escuchar el llamado del Señor a esta gran misión, me ha ido transformando mi vida, dándome arrojo y valentía para llevar la palabra a los distintos hogares.
Gracias hermanos por su atención,
Maritza Vizcarra Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario