Buenos días hermanos,
Mi nombre es Angelina Araya y llevo aproximadamente dos meses trabajando como misionera de la parroquia Virgen de la Peñas.
Hoy vengo a compartir con ustedes mi testimonio como Misionera.
Durante dos años ininterrumpidamente asistí todos los domingos a misa de 11:00 horas como muchos de ustedes. Un día conversando con mi hermana sobre mis inquietudes espirituales, ella me propuso que me acercara a participar en alguna comunidad de esta parroquia, pero yo me resistía, siempre buscaba alguna excusa, por ejemplo: que no tenía tiempo, pues trabajaba todo el día, o según yo; debía trabajar la fe en mi familia, con mis hijos… en fin, excusas tenía y muchas, pero un domingo del mes de julio, como siempre asistí a misa de 11:00 y sin saber que ese día la misa estaba a cargo de los misioneros de la parroquia. Y en esa oportunidad un misionero debía dar testimonio, como hoy lo estoy haciendo yo. El misionero de aquel día era Alicia, no se porque empecé a escuchar atentamente su testimonio. Mientras avanzaba su relato comencé a sentirme muy inquieta y un poco avergonzada, pues Alicia decía; “Si el Señor me ha dado tanto, ¿Por qué no darle un poco de mi tiempo?...
Creo que esas fueron las palabras que me hicieron reaccionar. Yo también sentía que el Señor me había bendecido con tantas cosas y de tantas maneras y… ¿Qué hacía yo por Él?
Para que les cuento como quedé el resto de la misa. Alicia hizo una invitación a todos los presentes para que participaran en la misión. Ella estaría en el patio de la parroquia esperando para inscribirlos. Bueno, con ese llamado tan claro y directo ya no podía hacerme la desentendida, por lo que decidí que, terminada la misa me dirigiría a ella para reclutarme en las filas de los misioneros.
Debo contarles con alegría que no me he arrepentido de haber escuchado ese llamado, pues me encanta llevar mi peto amarillo e ir por la calle con él, y golpear puertas para compartir la alegría de ser hijos de Dios, escuchar
y ayudar a todo aquel que lo necesita y lo quiera.
Al igual que Alicia, yo los invito a que se unan a participar con nosotros y así aprender en cada reunión algo sobre más sobre el legado que nos dejó nuestro Señor Jesucristo y conocer más de nosotros los Católicos.
Gracias…
Mi nombre es Angelina Araya y llevo aproximadamente dos meses trabajando como misionera de la parroquia Virgen de la Peñas.
Hoy vengo a compartir con ustedes mi testimonio como Misionera.
Durante dos años ininterrumpidamente asistí todos los domingos a misa de 11:00 horas como muchos de ustedes. Un día conversando con mi hermana sobre mis inquietudes espirituales, ella me propuso que me acercara a participar en alguna comunidad de esta parroquia, pero yo me resistía, siempre buscaba alguna excusa, por ejemplo: que no tenía tiempo, pues trabajaba todo el día, o según yo; debía trabajar la fe en mi familia, con mis hijos… en fin, excusas tenía y muchas, pero un domingo del mes de julio, como siempre asistí a misa de 11:00 y sin saber que ese día la misa estaba a cargo de los misioneros de la parroquia. Y en esa oportunidad un misionero debía dar testimonio, como hoy lo estoy haciendo yo. El misionero de aquel día era Alicia, no se porque empecé a escuchar atentamente su testimonio. Mientras avanzaba su relato comencé a sentirme muy inquieta y un poco avergonzada, pues Alicia decía; “Si el Señor me ha dado tanto, ¿Por qué no darle un poco de mi tiempo?...
Creo que esas fueron las palabras que me hicieron reaccionar. Yo también sentía que el Señor me había bendecido con tantas cosas y de tantas maneras y… ¿Qué hacía yo por Él?
Para que les cuento como quedé el resto de la misa. Alicia hizo una invitación a todos los presentes para que participaran en la misión. Ella estaría en el patio de la parroquia esperando para inscribirlos. Bueno, con ese llamado tan claro y directo ya no podía hacerme la desentendida, por lo que decidí que, terminada la misa me dirigiría a ella para reclutarme en las filas de los misioneros.
Debo contarles con alegría que no me he arrepentido de haber escuchado ese llamado, pues me encanta llevar mi peto amarillo e ir por la calle con él, y golpear puertas para compartir la alegría de ser hijos de Dios, escuchar
Al igual que Alicia, yo los invito a que se unan a participar con nosotros y así aprender en cada reunión algo sobre más sobre el legado que nos dejó nuestro Señor Jesucristo y conocer más de nosotros los Católicos.
Gracias…
No hay comentarios:
Publicar un comentario